INTRODUCCIÓN.
A. “Urgencia … Inmediata obligación de cumplir una ley o un precepto”.
B. Con respecto a los asuntos de Dios muchos dicen “mañana”, “otro día”,
“después”, “no hay prisa”, “ya no”, “cuando sea conveniente” (Hechos 24:25,
“cuando tenga oportunidad”), etc..
C. Pero la Biblia enfatiza que los asuntos de Dios requieren y demandan la
urgencia, atención inmediata. Son miles de veces más importantes que cualquier
asunto o actividad terrenal.
D. No es difícil entender la palabra “urgencia”. Cualquiera puede nombrar
una vari3edad de acciones que requieren la urgencia, asuntos que requieren
atención inmediata y que el posponer esa acción necesaria puede causar un
desastre.
E. Ejemplos: la urgencia de apagar incendios y rescatar personas que estén
atrapadas en el edificio encendido, la urgencia del cirujano para una cirugía de
emergencia. Tales ejemplos y otros semejantes no se pueden comparar con la
urgencia de cumplir con los deberes espirituales.
I. URGENCIA EN LA VIDA Y OBRA DE JESÚS.
A. Lucas 2:49, “y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la
costumbre de la fiesta. 43 Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús
en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre… 46 Y aconteció que tres días
después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley,
oyéndoles y preguntándoles. 47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su
inteligencia y de sus respuestas. 48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su
madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado
con angustia. 49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en
los negocios de mi Padre me es necesario estar?”
B. Lucas 4:42-44, “Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y
la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de
ellos. 43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el
evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”.
C. Lucas 13:31-34, “ Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole:
Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar. 32 Y les dijo: Id, y decid a
aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al
tercer día termino mi obra. 33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado
mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de
Jerusalén. ¡ Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te
son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus
polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!”
D. Juan 4:30-35, “Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. 31 Entre
tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 El les dijo: Yo tengo una
comida que comer, que vosotros no sabéis. 33 Entonces los discípulos decían unos a
otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga
la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 35 ¿No decís vosotros: Aún
faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos
y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”.
E. Sanó “al instante”. Marcos 1:31, “ Y la suegra de Simón estaba acostada
con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 31 Entonces él se acercó, y la tomó de
la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.
F. Marcos 1:40-42, 40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le
dijo: Si quieres, puedes limpiarme. 41 Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió
la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. 42 Y así que él hubo hablado, al
instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio.
G. Marcos 10:52, “Y en seguida ( Bartimeo) recobró la vista, y seguía a
Jesús en el camino”.
H. Lucas 8:43, 44 “Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde
hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno
había podido ser curada,
44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el
flujo de su sangre.
II. APÓSTOLES COMPRENDIERON LA URGENCIA DE LOS ASUNTOS
DE CRISTO.
A. Mateo 4:19, 22, Jesús dijo, “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de
hombres .. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron”.
B. Gálatas 1:15, 16 “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el
vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que
yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”.
C. Hechos 5:42 “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban
de enseñar y predicar a Jesucristo”.
III. HOY ES EL DÍA PARA OÍR LA PALABRA
A. Hebreos 1:1, 2 Dios nos ha hablado, nos urge escucharle.
B. Hebreos 3:7, 8, 15 “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones”.
C. Santiago 1:19, 22, “Todo hombre sea pronto para oír … Pero sed
hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”
IV. HOY ES EL DÍA PARA TRABAJAR
A. Mateo 4:19, “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres … Y
ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron”.
B. Mateo 21:28 “Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña”.
C. Juan 9:4, “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto
que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”.
V. HOY ES EL DÍA PARA EXHORTAR
A. Hebreos 3:13, “antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto
que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del
pecado”.
B. Hebreos 12:12, “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas”.
C. Hebreos 13:22, “Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de
exhortación”.
D. 2 Timoteo 4:2, “que prediques la palabra, que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.
VI. HOY ES EL DÍA PARA OBEDECER
A. Lucas 19:5, 6, 9, “Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba,
le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose
yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso … Hoy ha
venido la salvación a esta casa”.
B. Hechos 2:40, 41, 47, “Y con otras muchas palabras testificaba y les
exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas … Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
C. Hechos 8:12, “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el
evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y
mujeres”. ¿Cuándo debe uno obedecer al evangelio? Aquí está la respuesta:
“cuando creyeron”. Marcos 16:16 “el que crea y sea bautizado será salvo”.
D. Hechos 8:35-38, “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando
desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino,
llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea
bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo,
dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y
descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó”. Obedeció
inmediatamente. Es de toda urgencia. No se debe posponer.
E. Hechos 16:13-15, Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al
río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se
habían reunido.
14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira,
que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos
rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y
posad. Y nos obligó a quedarnos”. Muy obviamente estas personas obedecieron
inmediatamente porque la obediencia es de gran urgencia. Ella no dijo, “Vengan el
siguiente día de reposo, voy a pensarlo”. No es difícil entender el evangelio. Es
cuestión de someternos a Cristo y su voluntad.
F. Hechos 22:16, “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y
bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. Muy buena pregunta para
muchos: ¿Por qué te detienes?
G. 2 Corintios 6:2, “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día
de salvación”.
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