Muchos buenos y bien intencionados hermanos se gozan cuando ven a las personas hacerse miembro de la congregación, al haberse ellos beneficiado de la comida, las fiestas a las que los invitaron en la iglesia, tales como día de las madres, fiestas patrias, halloween, navidad, bodas, cumpleaños, piñatas, juegos de pelota, banquetes matrimoniales, campañas juveniles, noche de talentos, coros, y no pare usted…
¿Qué está atrayendo las personas a la iglesia? ¿El evangelio de Cristo, o el evangelio social? Lo interesante, es que el evangelio de Cristo no es «popular» (Mateo 7:13, 14), pues demanda un cambio de vida por el arrepentimiento. Jesús dijo, «y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén» (Lucas 24:46). No dijo que celebrásemos comidas, juegos y reuniones especiales para un sector de la hermandad, regalo de medicamentos, ropa o comida, o eventos musicales para que las personas vinieran a él.
Que las personas vengan al Señor por el evangelio de Cristo (Hechos 2:38- 41), y dejemos de lado el «evangelio social»


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